El otro día me encontraba caminando por Reforma y después de un largo trayecto opté por sentarme en la base del Ángel de la Independencia. Saqué mi cuaderno y me dispuse a escribir pero fue imposible. Por un lado por la hermosa vista que tenía; alguna vez has estado sentado en este lugar aproximadamente entre las 5 y las 6 de la tarde? Sí no lo has hecho, deberías siempre y cuando no esté nublado. En segundo lugar porque mientras llegaban las palabras a mi mente observaba a la gente a mi alrededor, había parejas, grupos de amigos, personas solas; todos tenían en sus rostros diferentes expresiones. De nueva cuenta el papel del observador.
A veces me gustaría ser invisible para poder acercarme a las personas lo más posible y retratar todas esas emociones expresadas por sus rostros y gestos. Pero no es posible capturar esa esencia, la gente pone barreras y máscaras al ver una cámara y cambia, pareciera que aun creen que les robarás el alma al tomarles una foto.
Al no poder tomarles fotos comencé a imaginarme que sería de sus vidas. En qué estarán pensando, a qué se dedicaran, acaso están mintiendo o viviendo une enfermedad terminal?... Un par de horas antes había visto la película Paris, una historia compuesta de varías más. Si bien los personajes no se conocen directamente, sus vidas están relacionadas de algún modo, algunos les va bien y obtienen triunfos para luego perderlos, otros viven siempre con lo mínimo y son felices con ellos, otros más viven en un sueño interminable y que nunca se cumplirá mientras que otros no logran ni soñar o ya están muertos.
En fin, al ver aquel cuadro aquella tarde sobre Reforma es como hacer una analogía, una versión de la película francesa pero mexicana, llevaría por título DF. Al igual que en la producción europea, habría un observador que desde su balcón vería toda la cantidad de historias en la ciudad: los que pueden, los que pierden todo en un instante, los enamorados, los que viven en su rutina laboral o los que decidieron no seguir paradigmas y aun así son felices. Cómo estarían relacionadas nuestras historias? Qué es lo que me separa de la persona enfrente de mí? No lo sé.
Todos somos historias que algún día comenzaron y que acabarán, cuándo y cómo? Nadie sabe. Todos tenemos algo que contar, unos con música, otros con imágenes, también están los que sueñan o aquellos que mueren. Todos somos historias entrelazadas en esta gran ciudad.
Si un día pudiéramos detenernos y observar nuestro entorno veríamos la gran versatilidad en la que vivimos y somos parte, estaríamos jugando el papel de observador, de la misma manera seríamos observados por alguna otra persona que por su parte juega a tratar de observar la misma historia de la que todos somos parte y que lleva por nombre……
Todos somos historias, todos tenemos algo que contar, todos tenemos cosas que ocultar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario