Habitación 27



Llegó aproximadamente a las 10 pm al número 325. Pidió un cuarto y la encargada del lugar le preguntó si iba acompañado, él respondió que no. Pagó la cuota requerida y se le entregó la llave de la habitación 27, dio las gracias y subió las escaleras ya que dicha habitación se encontraba en el segundo piso.

Al parecer no había mucha actividad en el edificio a pesar que era 14 de febrero ya que la mayoría de las habitaciones tenían la puerta abierta. Entró al cuarto y le puso seguro a la puerta, prendió la luz y se dirigió a la cama en al cual se dejo caer. Se mantuvo acostado boca abajo cerca de 10 minutos, volteo su cuerpo y se quedo mirando el techo; ningún pensamiento abordaba su cabeza, su respiración era lenta y su cuerpo mantenía una temperatura menor a lo normal.

Después de un rato se levantó y quedó sentado al borde de la cama, justo frente a él había  un espejo que dejaba ver gran parte de la habitación reflejada. Se quito los zapatos y la chamarra de la cual saco una cajetilla de cigarros y un encendedor los cuales dejo en el buro a lado de la cama. Volviendo se acostar le vino la idea de prender un cigarro pero algo lo detuvo, pasaron varios minutos y al volverse a sentar en el borde de la cama se encontraba en ropa interior, no recordó habérsela quitado pero era algo que no le era de gran trascendencia. Estiró la mano y tomo un cigarro de la cajetilla el cual prendía mientras se dirigía a la puerta con el objetivo de apagar la luz.

Mientras fumaba y dejaba caer la ceniza a la alfombra recordó que traía su iPod el cual encontró en la chamarra que se había quitado, ya con él a oscuras y tientas trataba de encontrar el teléfono, al hacerlo llamó a la recepción preguntando si había alguna especie de adaptador para reproducirlo. La señorita le respondió que sí, en efecto, atrás de la televisión había un cable para conectar cualquier tipo de reproductor.

Colgó el teléfono después de darle las gracias y de igual forma, a oscuras y tientas trato de encontrar el dichoso cable el cual encontró después de un par de minutos. Prendió la televisión y la puso en el modo de video, presionó play y comenzó una pista de lounge, único género que traía esa noche en su iPod.
Volvió a la cama sin antes sacar de su pantalón su celular y cartera la cual abrió para mirar cuánto dinero en efectivo traía, dejo la cartera en el buró y se dispuso hacer una llamada. Revisó el menú de contactos que tenía registrados y marcó a uno; no tardó ni 5 minutos en colgar y dirigirse nuevamente a la cama. Estiró la mano tratando de tomar la cajetilla que había dejado en el buró, al hacerlo la tiro y los cigarros se salieron de ella, se estiró un poco más y alcanzó a tomar un cigarro; al prenderlo le vino al idea de tomar una ducha, así que se quito los bóxers, playera y calcetines  fue al baño.

Ya en el baño notó que había una tina la cual le arrancó una sonrisa pensando que no le caería nada mas usarla. Abrió la llave de agua caliente dejando que saliera y llenará la tina hasta la mitad, después abrió la llave de agua fría y espero que la tina llegará hasta una capacidad de ¾. Antes de entrar en ella volvió hacer una llamada en la que no invirtió ni 2 minutos. Al colgar ya se había terminado el cigarro y estaba listo para su baño. Entro a la tina y sintió como la temperatura de su cuerpo chocaba con el agua caliente produciendo una sensación de placer.

Primero metió las piernas y se sentó poco a poco, comenzó a bajar hasta que sentado el agua le llegaba a la altura del pecho; se relajó y bajo el tono muscular, cerró los ojos y recargó la cabeza hacia atrás y se dispuso a pasar un buen rato ahí. No se enteró a qué hora se quedo dormido pero al abrir los ojos el agua estaba fría y su cuello adormecido. Salió de la tina y escurriendo se fue a la cama. Estuvo a punto de resbalarse al tropezarse con un desnivel que había en la puerta del baño por lo que su frecuencia cardiaca se disparó por la carga de adrenalina que su corazón segregó, por lo mismo decidió prender la luz, al caminar hacía el interruptor y casi a punto de hacer contacto con éste escucho una voz, al parecer femenina, que muy suavemente le dijo al oído:

-          No la prendas…………Por favor.

Un fuerte escalofrió recorrió todo su cuerpo al sentir el aliento de ella en su oreja. Se quedó sin palabras y lo único que alcanzó a decir fue un leve Ok.

Pasaron un par de segundos y al percatarse de la presencia de aquella persona se dio cuenta que el cuarto oscuro estaba inundado de aquel aroma que se le hacía familiar. Aun de espaldas hacía ella le dijo:

-¿Qué haces aquí? – No obtuvo respuesta.

Se volteó pero ya no había nadie, lo cual le produjo una sensación de suspenso. Estiró la mano y prendió la luz; al hacerlo vio de a través del espejo el reflejo de una chica desnuda en la cama, la cual le dijo:

-          Te dije que no la prendieras.

El joven se acercó a la cama y con gran asombro vio el cuerpo hermoso de ella tendido en la cama. Un cuerpo de piel apiñonada que emanaba aquel sutil aroma. Se recostó junto a ella y sin decir palabras comenzó acariciar su cabello color negro ébano, jugueteaba con él con una mano mientras que la otra recorría su espalda; primero en sus hombros para después bajar por su espalda hasta su cintura. Pasaba su dedo índice de arriba hacia abajo, su piel era tersa y suave. De pronto se detuvo, la tomó de sus hombros y la volteó frente a él.

Ella mantenía los ojos cerrados y se dibujaba una ligera sonrisa en su rostro. Él se acercó un poco más hasta que sus cuerpos estuvieron frente a frente y el contacto que hacían era cálido y suave. Pasó sus brazos debajo de los suyos y la abrazó como nunca antes lo había hecho y se mantuvo así varios minutos: en silencio y comunión con ella. Como por arte de magia y de una extraña manera, las luces del cuarto se apagaron, regresando a una oscuridad densa que no dejaba ver nada si alguien estuviera ahí.
Ella abrió los ojos y notó que él la observaba de una manera tan tierna como nadie lo había hecho nunca. El tiempo transcurría lentamente que casi pareciera que se detuviera sí no es porque sus corazones seguían latiendo y éstos producían un fuerte eco que se escuchaba en todo el cuarto.

Después de un rato de estar mirándose el uno al otro, sus rostros se fueron acercando poco a poco hasta que sus labios hicieron contacto y una lucha entre sus lenguas dio comienzo. Se abrieron  para dejar entrar al otro a su ser mientras sus manos recorrían cada milímetro de sus cuerpos. La intensidad de la lucha de sus labios aumentaba mientras sus cuerpos se fundían en un solo ser. De pronto ambas manos se sujetaron fuertemente y la batalla cesó.

Volvieron a mirarse fijamente el uno al otro diciéndose todo lo posible, las palabras no hacían falta. El silencio y aquellas miradas penetrantes lo decían todo. Una pequeña sonrisa se dibujaba en el rostro de ella la cual era recíproca por parte del joven, el cual comenzó acariciar las mejillas de aquella hermosa mujer mientras ésta suspiraba.

De pronto ella se paró de la cama y se dirigió al borde de esta, dónde se quedó sentada y comenzó a llorar. Él, por su parte no hizo nada al ver aquel cuadro. Dejo que llorará todo lo que quiso. Al terminar de hacerlo la joven se acercó y lo miró fijamente; comenzó a besarlo apasionadamente, el respondió de la misma manera. Así siguieron hasta que la pasión se desbordó y terminaron por entregarse mutuamente. Hicieron el amor toda la noche desenfrenadamente hasta que se quedaron dormidos. La cabeza de ella sobre el pecho de él.

Cerca de la una de la tarde, una mucama subió avisarles que el tiempo de la habitación había terminado. Llamo a la puerta sin tener respuesta, volvió a insistir y nada. Bajo a la recepción y llamo a la habitación pero de igual forma nadie contestaba. La encargada en turno le dijo que sí daban las dos de la tarde estaba autorizada para entrar en el cuarto. Por no querer interrumpir la privacidad de los huéspedes, espero que pasaran treinta minutos después de las dos. Volvió a subir al cuarto, llamo a la puerta y no obtuvo respuesta.

Cierto nerviosismo y preocupación invadió a la camarera; preguntándose a sí misma qué es lo que impedía que contestarán. ¿Seguirán dormidos? Era la primero que llegaba a su mente. Alcanzó a escuchar que alguien subía las escaleras, era la encargada en turno que al no ver las llaves de la habitación 27 decidió ir a ver personalmente que era lo que pasaba. La mucama se apresuró abrir la puerta para que su jefa no piense que era una impertinente incapaz de realizar su trabajo.

Al abrir la puerta se dio cuenta que estaba completamente oscura, entró sigilosamente pensando que aun seguían dormidos pero no sintió ninguna presencia, al parecer la habitación estaba vacía. Prendió la luz y estaba en lo correcto, la habitación estaba vacía, la cama tendida y sólo alcanzó a percibir un aroma que no supo identificar. La señorita estaba atónita, pensó que su jefa se había equivocado en el número de habitación. Así que se dio media vuelta con la intención de abandonar el cuarto, al hacerlo su pie toco algo en el sueño. Bajo la mirada, se trataba de una cajetilla de cigarros, la cual tomo y guardo en su delantal.

Ya en la puerta volvió a oler aquel aroma que no logro identificar. Salió del cuarto y cerró la puerta




No hay comentarios: