¿Realidad o ficción?

Olor a sudor caliente por el contacto de los cuerpos que se entregaban el uno al otro, el contacto de la piel aceleraba el corazón de dos personas que se besaban apasionadamente al igual que el intercambio de mordidas que se daba entre gemidos y gritos de placer. Un par de siluetas que jugaban a crear formas por los movimientos que llevaban a cabo por la lucha desenfrenada.

Poco a poco una cortina frente a ellos comienza a subir, se alcanza a ver este par de cuerpos entrelazados y desnudos empapados de sudor, se ven calientes y agitados. La cortina sigue subiendo, las siluetas comienzan a tomar forma y son muy familiares. Cuando por fin la cortina está completamente arriba y los cuerpos por dar su identidad…

-¡Ey! Pedro, despierta ¿andas en la luna o qué?  ¡Te estoy hablando caray!

-¿Eh?..... ¡Ah, sí!  Hola ¿Ya llegaste?

-No wey, soy un fantasma y te estoy hablando. Llego y te veo todo ido como si estuvieras soñando despierto o algo así.

-Je je..No, como crees. Es que…..bueno, no, nada, sólo pensaba.

-¿Estás bien?

-Sí, gracias. ¿Quieres tomar algo o ya nos vamos? Reservé una mesa en tu restaurante favorito.

-No, gracias, vámonos ya, no nos vaya agarrar la lluvia. Pero primero salúdame ¿no?

-Perdón, hola ¿cómo estás Li? – Al acercarse al rostro de la joven vinieron a la mente de Pedro una descarga de imágenes de lo que había visto antes de que llegara Liz paralizándolo y provocando que comenzará a sudar y ponerse ansioso.

-¿Estás bien Pedro? ¿Qué te pasa? Si quieres nos quedamos aquí sentados, no te ves muy bien que digamos.
-No, no, me siento perfectamente, vamos  ya que se hace tarde, no te preocupes.

-¿Seguro?

-Sí, ´si, ¡anda! vamos ya.

Ambos personajes se dirigieron a un restaurante cerca del zócalo de la ciudad.

Ya en el restaurante después de haber cenado.

-¡Qué rico estuvo caray! Sigue y será mi platillo favorito. Muchas gracias por invitarme - mencionó Liz.

-Y el vinito ni se diga, estaba delicioso. ¿Gustas un cigarro Liz? –repuso Pedro.

-Sí, gracias.

Fueron a la terraza, Pedro saco el último par de cigarros de la cajetilla y los encendió. Debido al frio que esa noche hacía, Liz se acerco a Pedro el cual la abrazó por detrás dando un suspiro. De pronto de nueva cuenta vinieron a él imágenes de la visión que había tenido debido al aroma del cabello de ella, el cual era el mismo que de la chica desnuda. Pedro alejo bruscamente a Liz de su cuerpo, la cual, sorprendida dijo:

-¡¿Qué te pasa?!  ¿Te incomoda?

-No –dijo Pedro – Perdón, es que…bueno, nada, perdón.

-Mmm. Oye, ¿Seguro que estás bien? Desde hace rato te encentro raro, como que traes algo y no me quieres decir.

-No Liz, no me pasa nada. Quizá tengas razón, no me siento bien. Te parece que mejor nos vayamos a otro lugar.

-Me caga que te pongas así. Pero me preocupa que no estés bien. Sí así lo deseas, vámonos a otro lugar pues.

Pedro pidió y pago la cuenta. Ambos bajaron y se dispusieron a tomar un taxi. Liz hizo la parada y esperaba de espaldas a Pedro, al cual antes de que abordaran le llegó una descarga de imágenes a la cabeza provocando que casi se desplomara, Liz, ya con un pie dentro del carro volteó y al darse cuenta de lo que pasaba alcanzó a detener la caída estirando el brazo.

Después del susto,  Pedro tomo de los hombros a Liz, la volteó frente a él y se le quedo viendo fijamente.
-¡¿Qué te pasa wey?! Me espantas, ¿qué traes?

No recibió respuesta por parte de Pedro, éste simplemente la observaba, después de un par de segundos, la cercó más a su cuerpo pensando Liz que la iba a besar. Pero no lo hizo. El taxista algo desesperado estiró el brazo, cerró la puerta y se fue.

-¡Pinche taxista! –Dijo Pedro -no nos pudo esperar. Perdón Liz, es que no sé qué me pasa. ¿Te parece mejor caminamos?

Liz no sabía que responder, estaba anonadada  por la situación, simplemente miraba fijamente a su acompañante pero pareciera como si ella estuviera en otro lugar.

-Este….¿qué? sí, sí, caminemos mejor. Necesito algo de aire.

Ambos comenzaron a caminar por las calles del centro que a esa hora usualmente tienen bastante movimiento pero que esa ocasión era todo lo contrario: las calles estaban vacías. Iban en silencio y tomados de las manos. Después de un par de minutos Pedro se detuvo súbitamente, se encontraba algo nervioso y ansioso.

-¡Liz! Espera.

-¿Qué paso?

-Nada, bueno si, es que desde la tarde te quiero decir algo muy fuerte que pensé hoy.

-Sí, claro, dime. Bueno, espera ¿Te parece que me lo digas en otro lugar? Vamos a un Oxo,
compremos café y ya platicamos ¿va?

-Seguro, vamos.

Se dirigieron al Oxo que se encontraba en la calle por donde caminaban; entraron y pidieron dos latte vainilla y una cajetilla de cigarros. Salieron y se sentaron en la banqueta. Liz dio el primer sorbo a su café y Pedro prendió el primer cigarro de la cajetilla. De nueva cuenta gobernaba el silencio entre el aroma del café y tabaco.

-Tabaco y café..pleno reposo –dijo Pedro.

Al decir esto Liz apoyo su cabeza en el hombro de él, dio un fuerte suspiro y cerró los ojos.

Olor a sudor caliente por el contacto de los cuerpos que se entregaban el uno al otro, el contacto de la piel aceleraba el corazón de dos personas que se besaban apasionadamente al igual que el intercambio de mordidas que se daba entre gemidos y gritos de placer. Un par de siluetas que jugaban a crear formas por los movimientos que llevaban a cabo por la lucha desenfrenada.

Poco a poco una cortina frente a ellos comienza a subir, se alcanza a ver este par de cuerpos entrelazados y desnudos empapados de sudor, se ven calientes y agitados. La cortina sigue subiendo, las siluetas comienzan a tomar forma y son muy familiares. Cuando por fin la cortina está completamente arriba y los cuerpos por dar su identidad…

-¡Ey! Liz, despierta ¿andas en la luna o qué?  ¡Te estoy hablando caray!

-¿Eh?..... ¡Ah, sí!  Hola ¿Ya llegaste?

-No mensa, soy un fantasma y te estoy hablando. Llego y te veo todo ido como si estuvieras soñando despierto o algo así.

-Je je..No, como crees. Es que…..bueno, no, nada, sólo pensaba.

-¿Estás bien?

-Sí, gracias. Es que estaba pensando.

-No pues genial. Pero vámonos ya ¿no? Reserve una mensa en tu restaurante favorito.

-Este….sí, vamos.

Liz se puso de pie, dejó un billete de veinte pesos, al hacerlo llegaron a su mente una ráfaga de imágenes  provocando que se quedará inmóvil.

-¡Oye Tole! Espera.

-¿Qué paso Liz?

-Tabaco y placer….pleno reposo

-Obviamente –repuso Tole.

-Antes de ir a comer me gustaría tomarme otro café y fumar un cigarro. Pero lo quiero del Oxo que está por allá. Como que se me antojo…hacerlo jeje

-Sí, claro, vamos. Tú lo has dicho: Tabaco y café…pleno reposo

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