Sin título

A veces pareciera que se va y me deja en paz. Pero cuando menos lo espero ataca y lastima,  muy inteligentemente encuentra la forma de hacerme daño donde más me duele hasta casi destruirme por completo.

Comienza con un ardor insoportable en la planta de mis pies, pareciera que les prendieran fuego y poco a poco se consumieran hasta que llega el punto en que dejo de sentirlos. Sube por mis piernas haciendo tronar mus rodillas y desplomándome para luego entrar a mi estomago y muy sutilmente rasga las paredes de éste haciendo que el dolor sea inmenso y me doble por aquella sensación.

Retorciéndome y gritando por esta situación provocando que las  lágrimas comiencen a brotar de mis ojos acompañadas de lamentos. Un fuerte calor me aborda desde mis entrañas llegando al punto que por éste y la presión sintiera que explotare en cualquier comento. Pero cuando pareciera que llego a este punto todo cesa para comenzar de nuevo solamente para seguir subiendo.

Algo muy extraño sucede cuando llega al corazón después de haberme roto las costillas; el insoportable calor y dolor se tornan  en una tranquilidad que me da las fuerzas para soportar lo que siento. Mi corazón baja la frecuencia  pero ahora cada latido es muchísimo más fuerte, como si quisiera salirse de mi pecho. He llegado a pensar que sabe cómo está la situación dentro de mi cuerpo e intenta huir pero todo es vano, somos uno sólo y pos esto nunca logrará separarse de mí.

Aquella tranquilidad que sentía al pasar por mi corazón desaparece para que de nueva cuenta aquello que me lastime regrese con mayor intensidad. Atraviesa mis pulmones como una ráfaga de balas, logrando que me sienta asfixiado por unos instantes. Luego baja por mis brazos tensándolos como si una descarga de relámpagos provocara los calambres más fuertes que una  persona pudiera soportar; es tanta la tensión y mis gritos en vano que mis huesos parecieran romperse en mi l pedazos.

A estas alturas mi cuerpo está lacerado, no siento algunas partes y otras las siento con un dolor muy intenso aunque soportable. De forma abrupta aquello que tengo dentro de mi sube desde las puntas de mis dedos hasta mi cuello, el cual aprieta tratando de asfixiarme de nueva cuenta; cuando está a punto de lograrlo me suelta dejándome mareado y sin fuerzas. Es en este punto cuando veo llegar mi fin y trato de repararme para este, el cual nunca llega.

Poco a poco mis sentidos van desapareciendo. Primero es el oído, dejo de escuchar mis lamentos y gritos debido al terrible dolor que siento. Al y al cabo no hay nadie junto a mí, por lo tanto mis gritos nunca serán escuchado. El segundo en irse en el olfato, dejo de percibir el olor a quemado que emana mi interior, incluso dejo de sentirlo…Para dar paso a que desparezca otro más: la vista. Dejo de ver aquello que me hace daño, ahora no lo reconozco, simplemente sigo sintiendo hasta que….

No sé canto tiempo habrá pasado. De pronto me encuentro desnudo en un lugar que reconozco como familiar. Intento recordar lo sucedido pero sólo encuentro imágenes fugaces en mi memoria, no logro concretar nada.


                     

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