Ensayo sobre el libro El Candidato de Jorge Bucay

El único que no sabe que está en el agua es el pez,
en nuestro caso, el axolote.


                                     El maestro Bucay plantea en El Candidato una situación socio-político-cultural que pudiera ocurrir en cualquier país del mundo, quizá, con mayores posibilidades en Latinoamérica, donde los sistemas políticos aun son maleables al igual que las sociedades bajo el poder de su régimen. Y dónde los contrastes por ideologías son muy marcados, propiciando así la mala política llevaba a cabo.

Después de leer la novela uno cae en cuenta  que en efecto, independientemente del país del que sea originario uno, lo narrado se puede hacer tan familiar, muchos lo viven a diario y son parte de ello. Se presenta todo en un entorno de personajes comunes
que viven en Santamora, en nuestro propio país quizá.

Este ensayo se abordará de lo universal a lo (muy) particular. Si bien es cierto que el todo es más que la suma de todas sus partes, no queda de más tratar de analizar esas partes para que al ver el todo se encuentre un mayor significado y trascendencia en él.
El autor maneja una sociedad bajo el poder de una dictadura, que en el fondo podría ser cualquier gobierno dirigido por cualquier ideología política, ésta no es mala ni buena simplemente es un sistema establecido generador de dogmas y papeles sociales impuestos para el funcionamiento “correcto” de una sociedad consciente o inconscientemente.

“Papeles sociales” que Bucay va desarrollando a lo largo de la novela y dónde cada uno de ellos tiene un función actoral que aparentemente no existe en el personaje pero que mientras avanza la trama se van descubriendo a través de los mismos, ésta función ya está establecida  y no tiene marcha atrás.

Según la hegemonía, término que se define como dirección y control de todas las clases sociales bajo las órdenes de cierto bloque dominante y que mantiene relaciones de forma objetiva entre diferentes agentes sociales colectivos situados en un determinado espacio social, todo visto simbólicamente. Para que exista el poder dominante por naturaleza deben existir los dominados (Herandez 2002). Sin gente rica, no existe la pobre, sin izquierda no existe la derecha y viceversa en todos los ejemplos.

Dependiendo de varios factores una persona se encuentra en alguna de ambas partes forzosamente, o quizá no, puede pertenecer al papel social de los que no están de acuerdo con ninguna postura. Sin su oposición o desacuerdo no podría funcionarla parte en acuerdo.

Todos nosotros tenemos un papel actoral el cual jugamos inconscientemente debido a que estamos inmersos en la sociedad en que vivimos; es muy poco el porcentaje que es consciente del papel que juega y  esto se logra la mayoría de las veces, pensando, cosa no muy frecuente hoy día.

Retomando  la frase inicial de este ensayo puede quedar más claro: El único que no sabe que está en el agua es el pez, y no lo sabe porque justamente está dentro del agua, inmerso en su sistema. Lo mismo ocurre con una sociedad, nadie sabe lo que pasa en ella porque se desarrolla en ella misma.

En la novela  del maestro Bucay podemos decir que los únicos que no saben lo que pasa en Santamora, son los santamoranos. Nosotros lo sabemos porque nos encontramos fuera de aquella ciudad latinoamericana y gracias a los personajes desarrollados. Obviamente éstos no son toda Santamora, sino un minúsculo porcentaje, pongamos una cifra: uno por ciento, el otro noventa y nueve por ciento de la sociedad, el vulgo, pópulo nunca lo conocemos ni sabemos quiénes son. Retomando el concepto de hegemonía, sin los actores principales de la novela: Agustín, Carolina, Cuevas, Cáceres….. No podríamos saber lo que el autor quiere que sepamos.

Antes de continuar en el tema de El Candidato, plantearé una idea acerca de un sistema de estudio. La carrera de medicina se enseña como considero deberían de ser enseñadas la mayoría de cosas comprobables en esta vida.

En primer semestre llevas las materias de embriología, histología y anatomía; como se forma y como está compuesto el cuerpo humano. En segundo semestre bioquímica y fisiología; como funciona. En tercero farmacología; como se compone. Y en cuarto, patología, como se descompone. Todo esto a grandes rasgos, la otra mitad de la carrera abordas y estudias más detalladamente cada sistema y aparato corporal.

Lo que quiero resaltar es el proceso de enseñanza: estructura-función-falla-arreglo. Al tener claro el esquema del cuerpo humano en estos rubros, en este caso los futuros médicos, pueden resolver, mejorar o incluso empeorar cualquier patología. Conociendo la estructura y como funciona algo, lo que sea, religiones, relaciones interpersonales, ideologías políticas etc.es posible destruir, manipular o mejorarlas.

 Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. (Guevara 1966) dice el Ché  a sus hijos en la última carta para ellos. Quien tiene el conocimiento, tiene el poder en pocas palabras, la capacidad de dominar y manipular las situaciones y contextos, si a esto sumamos el concepto que tiene el General Cuevas acerca del poder “Pero que el poder real, el poder verdadero, el único poder efectivo era patrimonio exclusivo de aquellos que fueran capaces de anticiparse a los hechos” (Bucay 2006) más a un de la sociedad cuando la tienes bajo tu régimen.

La gente de “arriba” es la que sabe eso y mucho más y lo utiliza para poder hacer lo que se le plazca la gana, como lo hace Cuevas en su dictadura, pero no son ellos los que deciden que hacer, ellos, como su pueblo, son sólo títeres de alguien más. El pez no sale del agua porque no conoce o sí lo ha intentado, sabe que muere, pero esa es la única manera de salir, un tanto contradictorio, pero ¿no fue así como se dio el proceso evolutivo? Los peces salieron del agua para dominar la tierra a través de un proceso de evolución. Los peces (ciudadanos) que se atreven a ver más allá, son aquellos que logran ser parte de ese uno por ciento, aquellos que hacen la diferencia en un sociedad y logran cambios, en ciertos casos trascendentes, ahí tenemos a Cáceres, Agustin, El Ché, Gandhi, Hitler, Alejandro Magno o Juana de Arco. Ninguno de ellos siguió paradigmas ni dogmas establecidos…aunque todos terminaron muertos.

Cuevas es el líder al principio de la obra, al parecer es él el que tiene el control absoluto de todo, surgen algunos incidentes que hacen que uno piense que ciertos actos, en la historia denominados desde terroristas hasta guerrilleros, no están bajo influencia del dictador, pero que en el desarrollo nos damos cuenta de que él es el que tenía todo planeado. Llega el punto en que Cuevas es el principal moderador de lo que sucede en su gobierno, la historia llega a su clímax cuando resulta que él es padrino de Cáceres, un personaje, un comodín para beneficio personal. Pero un par de páginas después, éste último resurge como verdadera cabecilla de las acciones por obtener el poder aun a cuestas de los demás, ante todo está el interés personal y el colmo parece cuando mata a sangre fría a su cómplice y lo saca de la jugada.

Nos damos cuenta entonces que quien tiene el conocimiento y se anticipa a los hechos es realmente quien tiene el poder sobre todas las cosas como mencioné antes, y Cáceres es el claro ejemplo. Todo pareciera que en sus manos está el destino de Santamora, no es así; quien realmente tiene el poder de todo, literalmente todo lo que sucede en esa población, tanto con los personajes como con la sociedad y su destino, es Jorge Bucay, el autor de la novela, es él quien escribe y tiene el poder de decidir lo que se le plazca la gana.

Como en ese ejemplo (o realidad), en todas las sociedades, no es el presidente o líder del pueblo quien realmente es el punto principal de algo que sucede, es la gente de “más arriba” quien reamente decide que sucederá. Es un juego de ajedrez está muy claro, existen piezas con diversas categorías, tenemos al peón como pieza de más bajo nivel, el caballo y alfil como piezas de ataque y el rey, que no sirve para nada, más que para ser protegido y ganar el juego. ¿Es realmente el rey la pieza más importante? No, no lo es, lo son las otras piezas, éstas son las que realmente juegan en la estrategia, esas piezas somos nosotros, el pueblo.

 Como se sabe, quien mueve las piezas no es el rey, el juego se lleva a cabo por dos personas, ellos son quien decide todo. Así sucede en todas las cosas, nadie conoce ni sabe quién está detrás del telón, ni siquiera en nosotros mismos (pregúntale a tu inconsciente y a ver que te responde) Esto ha sucedido en monarquías, dictaduras, revoluciones, democracias y novelas. Todo tiene un trasfondo lleno de intereses personales, Bucay lo sabe.

Así, al final de la novela tenemos que todos, absolutamente todos, incluido el autor, tiene una función actoral  un papel social que cumplir determinado por algo.

Como en El Candidato, en nuestra sociedad encontramos a todos esos personajes: medios, izquierda, guerrilla, oposición, negocios, intelectuales etc. todos forman parte de los dogmas establecidos para que la sociedad funcione “adecuadamente”. Sin sus acciones la novela no se llevaría a cabo.

En México tenemos el mismo ejemplo, papeles sociales, funciones actorales para cada miembro de la sociedad, aquí no vivimos una dictadura, o quizá sí, sino lo que parece ser una democracia cuasi imperialista. Retomo la frase al inicio del texto, pero ahora quién no sabe que está en el agua no es el pez es el mexicano, el Axolote.
Aquí entramos al siguiente nivel, el particular, el cual  se abordará desde dos posturas: El mexicano dentro de México y el mexicano dentro de si mismo. Como ya mencióné, Santamora puede ser cualquier sociedad latinoamericana, puede ser México, sí cambiásemos el nombre de Santamora por el de México no encontraríamos ninguna diferencia, ha sucedido, sucede y sucederá lo mismo, todo cíclicamente: golpes de estado, revoluciones (¿?)…todo para mejorar la situación actual. Pero reitero, no es el líder quien decidirá como iniciara y terminara dichos cambios, quien lo hace son los que están atrás del telón, allá “arriba”.

Bartra define al mexicano de la siguiente manera: Emotivo, melancólico, agresivo, pasivo…un axolote (Bartra 2002) De la misma forma en que Santamora podría se México, Santamora puede ser uno mismo, si no encontramos como tal papeles sociales o actorales, dentro de nosotros si hay adaptaciones dependiendo de la circunstancia de lo que vivamos. Como Bucay maneja la emotividad de los personajes, las tenemos todos en nuestro ser: todos tenemos un Cuevas, Cáceres, Carolina o Agustín en nuestro ser, muchas veces no somos consciente de eso, otras tantas sí e independientemente de cuál sea la forma, nosotros jugamos los mismos papeles: los mismos celos, dudas, apatía, depresión que los personajes del autor.

Me gusta la forma en que es abordada la calidad humana, su naturaleza, sus emociones; como nos pone frente a un espejo de nuestra propia circunstancia en un contexto diferente pero que al final de todo siempre será lo mismo. La naturaleza humana siempre saldrá a flote, el hombre es malo, es egoísta y siempre buscará su beneficio propio sin importarle los demás mientras él esté bien y pueda sobrevivir, ¿no fue así también como se dio el proceso de evolución? Sobrevivió el más hábil, el más apto, el que tenía el conocimiento sobre los demás. Y así será siempre.

 “Sólo puedes ser el dueño de tu país, de tu vida, de tu historia y de tu pareja si te comprometes con ella y si finalmente participas. No puedes ser un mero espectador de lo que pasa. Hace falta que te la juegues por lo quieres y por lo que crees". (Bucay 2006)


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