Tiempo atrás había tenido oportunidad de
presenciar el acto en vivo
de la banda, esta ocasión
el destino le daba la oportunidad de volver hacerlo en
otro contexto, un
festival. Tenía ya varios años que no asistía a uno y había perdido la práctica
de llevar a cabo el ritual para sobrellevarlo: olvidó los lentes oscuros, no
llevaba suficiente dinero para
insumos, alcohol básicamente, y no escuchó a las bandas participantes con
tiempo para saber qué escucharía; a lo mucho conocía un veinte
por ciento o menos de
éstas, pero de cualquier
forma se encontraba en la mejor disposición de entregarse a la música de las
bandas que conocía y de las qué no también.
Pasaban ya de las doce
horas y el sol pegaba cabrón a todos los presentes. En
las bocinas del sonido local se
reproducía una rola de Los Cafres, lo que le
recordó
que el
reggae y la ganja hacen una buena, no
necesaria pero excelente mancuerna; el paradigma
lo dictaba y esa ocasión no
pensó en hacer una excepción, pero para su mala suerte, también
había olvidado llevar algo de café.
La banda salió al escenario y dio inicio al
show. Con las primeras notas del playlist, se creó una
complicidad con los músicos a la par que comenzó a buscar con el
olfato algún personaje que estuviera quemando para poder concretar su idea.
Lo
encontró a un par de metrod de su lado
derecho: una pareja que ya se encontraba bien pacheca. Mientras se acercaba a
ellos, notó que la tenían
una relación de algún tipo; amistad,
noviazgo, qué sabía él; lo que le
agradó fue notar una conexión especial por la forma en que sus
movimientos estaban sincronizados tanto
entre ellos como con la
música. No realizaban ningún contacto físico,
lo hacían mucho más allá, de una forma espiritual, mágica, única; creaban una
sola forma, un solo ente que parecía…..
-Perdón wey- escuchó
mientras un joven lo golpeaba al pasar a su lado provocando que aquella imagen
de la pareja desapareciera de su cabeza sintiendo que ésta había sido creada
por el destino para burlarse de él.
Dejando estos pensamientos de
lado se acercó a los chicos con la
intención de pedirles un jale.
Lo hizo dirigiéndose al muchacho, éste volteó a ver
a su acompañante diciéndole algo que el
solicitante no alcanzó a
escuchar, temiendo una negativa y con el deseo de alterar su consciencia se acercó más y les dijo de putazo que no había bronca, que se lo vendieran si fuese
necesario. La pareja intercambió una mirada y mediante un movimiento de cabeza, negaron ambos la moción. La chica sacó de la bolsa posterior de sus jeans lo último de un porro de papel estraza; una bachita que lucía
ya casi extinta pero que sabía que su destino era terminar su existencia en
alguien más que no fuesen sus actuales
dueños, los
cuales sonreían sutilmente.
El tiempo que llevaba en el festival notó que camuflajeados entre el
público se encontraban personas de seguridad sacando a los que veían grifos
o muy pedos, y para no pertenecer a ese gremio tomo la precaución de fumar agachado, y así, de cuclillas sacó el encendedor
de la sudadera y fumó. Con el toque en la boca acercó la flama a éste
teniendo cuidado de no quemarse los bigotes. No lo pensó, simplemente y de
forma mecánica le dio un jalón bastante profundo, como se debe hacer, le dio el
golpe soportando poco más de siete segundos el humo
dentro de su cuerpo. Al exhalar, sacó mucho menos de la mitad de lo que
había fumado. No volvió a fumar. Al momento de levantarse para dar gracias a la
pareja, la cual ya no estaba, regresaba al concierto y
escuchaba como los acordes de una nueva canción comenzaban y llenaba a
los asistentes de buena vibra.
El efecto del café fue inmediato,
no pasó ni un par de minutos cuando su
cuerpo y mente comenzaron a relajarse separando su dualidad. Comenzó a moverse de
manera mecánica al ritmo de la canción en una
sincronización mietras su ser se
encontraba en plena
disposición para fundirse con la
atmosfera. Empezó a tararear
ya el final de la rola en cuestión; se sabía la
letra pero prefirió disfrutar el lento despegue musicalizado hasta que
una oleada de aplausos y ovaciones lo concluyó junto con la canción. Ya pacheco y con su
consciencia alterada se percató que se
encontraba entre un chingo de gente que no conocía
pero que igual se encontraban compartiendo esos minutos de sus vidas en el mismo lugar
y al mismo tiempo; eran una sola persona, unos solos con la música, una sola
energía, un solo ente. Sacó un cigarro, lo encendió y comenzó a
fumar. Los segundos pasaban lentamente como partículas de polvo ajenas
al
tiempo, éste parecía
estar desintegrandose frente a él
como único testigo. Antes de poder exhalar la
tercera fumada llegaron a sus oídos las notas musicales de
una canción que sabía
exactamente cuál era, ésta comenzó
a penetrar su ser hasta
fundirse con en uno mismo. “Puede que…….” Fueron las palabras que hicieron que
sus ojos se abrieran abruptamente desequilibrándolo; dio un profundo suspiro que
lo regresó a la
conexión con la energía y comenzando
a cantar en un tono
bajo, sólo para él, volvió a cerrar los ojos.
Al llegar al primer coro, un olor que reconoció inmediatamente
empapó la atmósfera. Éste
pudo haber roto
el equilibrio que tenía en ese instante:
abrir los ojos e iniciar la búsqueda de la fuente
emisora. No lo hizo,
optó por aspirarlo profundamente provocando se fundieran recuerdos,
sentimientos y emociones
trayendo a
él una experiencia, un momento, una
sensación que fue tan real que la textura, el tono y
temperatura de su cuerpo….. de dos
cuerpos casi desnudos, entregándose mutuamente entre sentimientos y emociones,
deseo y pasión cubiertos en su totalidad por sudor se dejaban llevar al ritmo del fondo musical, una
canción que parecía poner la pauta al ritmo de sus movimientos corporales….
La mayoría de ropa ya estaba en el
suelo. Ella fue tomada por la
cintura y aproximada a él. Se voltearon a ver mutuamente y con una hermosa sincronización, cerraron los ojos para
fundir sus labios llenos de deseo. Sus lenguas excitadas eran oponentes en una
pelea donde ambas terminarían victoriosas y exaltadas; un beso que dura todavía. Sus manos reconocían la espalda del otro con las
yemas de los dedos recorriendo un trayecto de la nuca
hasta la cadera; aumentando de velocidad e intensidad de la
presión que hacían los dedos en sus espaldas mientras su excitación y temperatura
de los cuerpos incrementaba.
La mordió en
labio inferior con tal fuerza que provocó soltara un gemido cuasi orgásmico y que su cabeza
se moviera hacia atrás ayudado con la tensión que él hacía en
su cabello. Ella
encajo las uñas de ambas manos en la espalda que había estado reconociendo lo
cual sólo aumento más la fogosidad del momento que se desencadeno en un abrazo
mutuo que parecía tener la intención de fundirlos.
Él bajó las mano hasta las nalgas de ella
siendo una prenda de encaje, la única barrera que lo separaba de la tesura de su piel,
apretó sus nalgas con tanta fuerza que
provocó un segundo gemido, acto seguido la arrimó hacía su pelvis dónde su pene ya erecto por la
excitación la sintió extremadamente caliente y húmeda. Con esta fusión de
cuerpos se dirigieron a la cama donde la aventó suavemente. Tenía ante él la
imagen de un cuerpo hermoso y cachondo el cual lo incitaba a desearla cada vez
más; su corazón comenzó a palpitar con más intensidad trayendo
como consecuencia mayor flujo sanguíneo en su cuerpo y una erección mucho más
firme.
Él dio un leve suspiro,
quizá para aligerar el aire caliente que tenía dentro de su cuerpo, al hacerlo
se hizo consciente de la canción que había de fondo, ésta llenaba la atmosfera
de un rico cachondeo que inducia a ir administrando perversión. Él comenzó a
llevar el ritmo de la lirica en su cuerpo mientras se acercaba a la cama
con una sonrisa dibujada en rostro.
Se acercó a milímetros del
borde de la cama, percibió
un aroma que lo éxito aún más, así que bajó al nivel de las piernas de ella que
colgaban sutilmente de la cama. Sujeto
firmemente sus muslos por la parte interna abriendo el ángulo que estos hacían; notó que aquel aroma provenía de su sexo ya empapado. Comenzó a lamer y chupar sus muslos suavemente al ritmo de
la canción; con movimientos circulares fue reconociendo cada milímetro de su piel hasta
encontrarse frente a ese sexo, ese manantial el cual olio y lamio por
encima del encaje provocando que ella volviera a gemir y que arqueara su
espalda.
Su vagina se encontraba
completamente empapada y él lo notaba en
el encaje que goteaba aquella esencia que pedía ser consumida y probada por su boca. Aspiró profundamente
aquella zona del su cuerpo, la cual comenzó a ser lamida por encima de la
prenda; con movimientos ascendentes y descendentes percibiendo una
delicioso y excitante sabor que hizo no soportara más y con ayuda
de sus manos dejo los muslos y la despojo de la prenda dejando visible ante él
su vagina, abierta como una flor que
invitaba a que su polen fuera devorado. Los labios mayores hinchados así como los menores y su sexo
gritaban deseosos fueran adueñados por el placer y la lujuria; ésta última al
momento de ser abierta, desprendió u aroma que inundo la atmosfera, aumentando
la cachondez previamente impuesta por la canción.
Sujetó la cadera de ella
tocando sus huesos pélvicos; subió a su cintura y la apretó
vigorosamente acercando su cuerpo hacía su cara ya extasiada por el aroma y entregada a
esa vagina empapada. Comenzó a lamer sutilmente con movimientos circulares el
erecto clítoris lleno de sangre desencadenándole un exquisito placer a su
cuerpo; daba ligeros mordiscos en la misma zona que provocaban se
retorciera y arqueara la espalda expulsando gemidos cada vez más fuertes,
largos y profundos. Continúo así, deleitándose y deleitándola con aquel sexo oral. Bajó hacía sus labios
menores, los cuales fueron separados ágilmente con su lengua dejando el orificio vaginal a
su completa disposición, acercó más la cara
hacía ese cuerpo excitado; abrió la boca y comenzó a succionar tanto el clítoris como los labios, teniendo como respuesta de aquella
acción que las manos de ella sujetaran su cabeza, jalara su cabello y empujara
más su cara hacía si como si quisiera penetrarse con la misma cabeza, con todo su ser, y soltando un gemido tan fuerte que él confundió con un
orgasmo y dejándola sin respiración por un momento, sólo para que
ella volviera arremeter con movimientos de cadera su cara, lo cual le impidió
seguir maniobrando.
Alejo un poco la cara ya empapada
y comenzó una sutil penetración con su lengua, un mete y saca delicioso y
cachondo. Regresó a lamer el clítoris,
el cuerpo de ella se encontraba completamente tenso con la espalda arqueada y
sus manos jalando el cabello de él que continuaba haciendo cambios entre lamidas y succiones. Una
explosión interna dio inicio en su cuerpo lo que parecía dar la bienvenida a un
orgasmo, a una conjunción con el universo lleno de energía generada en esos
segundos; la temperatura aumento, el calor envolvía el contexto y justo en el momento en que
dio una ligera mordida, ella lanzo un gemido largo y profundo mientras se venía en un delicioso orgasmo. Soltó su cuerpo y ser ante esta sensación llena de placer
espiritual dejando su cuerpo por unos instantes sin saber quién era o donde
estaba…..
Súbitamente el abrió los
ojos y cayó en cuenta que seguía estando en el festival, cantando y sintiendo
la canción, la misma canción que había provocado aquella….vivencia,
experiencia, viaje, que traspasó tiempo y espacio. A pesar del estado alterado de consciencia en el que se encontraba, notó una hermosa relajación,
y en su cuerpo, una
fuerte erección. Poco a poco volvió a ser uno con la masa, con el público y la banda, una misma energía a la par que la última estrofa de la
canción era cantada.
Tenía frente a él una multitud.
No tenía la mirada en un punto en particular, más bien ésta se
encontraba pérdida. Giró un poco
la cabeza a la derecha y ahora sí la fijo en algo que se movía, una persona, un ente, una cabellera color negro ébano que
según su percepción y estado de consciencia emitía el mismo aroma. Aquella
persona comenzó a avanzar entre la gente penetrándola lentamente; al percatarse
de este hecho, intento moverse para ir hacia ella pero su cuerpo no le respondía y le fue imposible generar la
orden de comenzar a caminar, las piernas ni ninguna parte de él obedecían. Resignado
y convencido de que aquello no era real optó por permitirse observar como
aquella persona se alejaba y fundía con la multitud.
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