Paralelismos

El otro día tuve la oportunidad de ver (por fin) Black Swan. Desde que supe que era de Darren Aronofsky surgió mi deseo de verla; recordando sus otras cintas me preguntaba con qué me sorprendería esta vez. Llegaron las críticas, premios y la posición como una de las grandes producciones del año, Aronofsky lo volvía hacer. Esta ocasión de la mano de Natalie Portman;  la pequeña asesina, Mathilda,  se convertía en la reina cisne de Tchaikovsky en la mejor de sus interpretaciones durante su carrera.

La trama es muy buena, al igual que el score. Había momentos en los que ráfagas de imágenes o flashbacks llegaban a mi mente por algunas escenas y frases en particular provocando que me adentrara más en la cinta. La similitud de estos destellos junto con las ideas del director me daban los elementos necesarios para deducir que es lo que podría pasar.

Hasta ese momento todo eran meras suposiciones que mi mente trabajaba “debajo del agua” y mandaba al inconsciente o como se llame. Fue al final de la película cuándo llegó el colmo, las deducciones y suposiciones eran correctas WTF!! (Aunque no era de sorprenderme tanto, estoy siendo un poco dramático *xD)

Antes de continuar quiero hacer una pausa. Lo que escribiré a continuación tiene la facultad de molestar  a mis (pocos) lectores si es que no han visto la película. Aunque sé que terminaré haciendo lo que quiera, en este caso: escribir.

Tres puntos los que quisiera abordar para explicar los dichosos paralelismos:

1.-  Como mencioné antes de la pausa, al final de la cinta, Aronofsky  concreta la esencia de la película, de la historia, en una sola palabra: Perfección. Dice tanto y a la vez tan poco. Aunque Portman considera perfecto su acto final, la palabra en cuestión se traslapa al momento de su muerte ¿Por qué la ésta  podría considerarse la perfección? Hasta cierto punto loí es, cuando uno está consciente de su muerte y hasta cierto punto tiene el control de la misma por unos instantes se es perfecto, se tiene el conocimiento de la muerte, cosa que nadie más tiene por ese momento, quizá sean segundos, minutos antes de dejar de respirar, pero es suficiente para llegar a la perfección y morir seguro  de que la alcanzaste.

Tiempo atrás, un par de años para ser más específico, escribí una historia que terminó siendo un guión para cortometraje. La historia lleva por nombre, por coincidencia, Perfección, dónde el último párrafo dice:

-Por fin lo conseguiste, ahora no hay cosa más grande que tú, tienes el mayor de los conocimientos del hombre en la vida, ninguno lo posee más que tú, tienes en tu ser el conocimiento de la muerte, lo has logrado, has alcanzado la perfección.

Cuando Nina queda tendida en el suelo, fue que llego la escena de mi historia  a mi mente, quizá entendía de diferente forma aquel final y lo que Aronofsky quería decir con él, quizá no.

2.- Aquella dualidad en la persona, dos personajes dentro del mismo actor,  un tremendo contraste entre ambos. Así es, y muchas veces son más de dos, llegan a ser cientos de personas; mascaras dentro de nosotros que al igual que Nina, no podemos controlar y terminan en situaciones bastantes críticas. Todos, absolutamente todos tenemos ese dark side queramos o no.  Quiero enfatizar que no estoy metiendo conceptos como Dios y Satanas o la misma religión, ¡no! Simplemente me remontó al principio de todo, a la naturaleza.

Ésta última trabaja de esa forma, no existe la perfección, sólo la tendencia hacía eso. La naturaleza es el mejor ejemplo para mostrar lo no perfecto, nuestro propio cuerpo                                 lo es; uno sobrevive gracias a la diferencia de concentraciones de iones de Na (sodio)  y K (Potasio) en nuestras células, para que exista vida debe existir esa diferencia. Cuando llegué haber la misma cantidad de iones en ambos lados de la membrana célular, se producirá apoptosis, muerte celular.

Todos, reitero, todos tenemos ese evil dentro de uno y saben ¿qué? Que es él quien gana la mayoría de las “batallas” en nuestra cabeza.

3.- Y en tercer lugar pero no menos importante es el hecho de que el director juegue de una forma magistral con el tiempo y espacio, únicas cosas que tiene seguro, consciente o inconscientemente, el hombre, y que al manipular pone al espectador indefenso y a su merced.

Ayuda increíblemente el excelente manejo de cámara por parte del fotógrafo en base a la dirección de Darren. Al igual que con Nina: sueño-realidad; vida-muerte; ella-no ella; todas estas dualidades que llegan a ser en un punto de la película algo caleidoscópico por todos los matices que da para que al final es el espectador sea quien decida el juicio final.

Al terminar la función me quedé sentado  pensando en estas cosas. ¿Será posible este paralelismo de ideas? La respuesta: No lo sé. Sí diferimos genéticamente en un dos por ciento de los monos ¿Cuánto podríamos diferenciarnos entre humanos? Al final de cuentas cada quien es un universo más a un dentro de la mente y peor cuando ésta trabaja de maneras misteriosas y raras.

P.D.  Lo que sí es que el joven Darren podría ser mi hermano perdido jaja

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