Aún quedan cigarros en la cajetilla, me dispongo a fumar el
último del día. Me encuentro costado en mi cama escuchando hero of the day de
Metallica, ¡qué buena canción! – pienso-
Mi cuarto huele a incienso de vainilla. Prendí uno antes de
salir por la tarde, el aroma es agradable pero no logra relajarme como dice el
empaque que lo haría.
La canción ha terminado y yo sigo acostado en mi cama aún
tendida, no traigo la pijama puesta y no logro conciliar el sueño. Son las tres
de la madrugada con veinte minutos. Apago la computadora y el humo del cigarro
comienza a invadir la habitación compitiendo con el olor a vainilla.
El día de ayer saqué un viejo álbum de fotografías con el
afán de acomodarlas, obviamente no lo logré. Me puse a revisarlo, checar cada
imagen y el recuerdo que eso provocaba. Cosas que alguna vez fui, personas que
alguna vez fueron, y todo lo que logre hacer y que hoy día todo eso son sólo
fantasmas que me rodean.
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